En un fallo que resuena en quienes exigen seguridad y orden, la Justicia de La Matanza ha dictaminado la liberación del agente de la Policía Federal Facundo Aguilar Fajardo. El uniformado, quien se defendió a tiros de un brutal asalto, ya no enfrenta la gravísima y desproporcionada acusación de homicidio simple con dolo eventual. Este giro judicial, que honra la legítima defensa, es un mensaje claro: no se criminalizará a quien se defiende de la barbarie delictiva .

La decisión, emitida por el juez de Garantías Nº3 de La Matanza, Rubén Occhipinti, se produce tras semanas de detención para Aguilar Fajardo. El policía había sido emboscado por cuatro delincuentes armados mientras se dirigía a su trabajo junto a su madre. En ese instante de vida o muerte, el agente, actuando en legítima defensa, repelió el ataque disparando una vez . Como resultado, uno de los criminales, Brandon Corpus Antelo, de 17 años, fue abatido  , y otros dos, Uriel Alexis Montenovo y Uriel Emanuel Leyva, ambos de 21 años, resultaron heridos . El cuarto delincuente, Joaquín López Otto Zacarías (20), intentó escapar, pero fue capturado días después.

Cuatro personas caminando por una acera de noche, una de ellas apunta con un objeto a las otras tres
Los delincuentes y verdaderos culpables del hecho. | La Derecha Diario

Lamentablemente, en el transcurso de este violento enfrentamiento, un niño de 7 años, Thiago Correa, que se encontró a dos cuadras de distancia, resultó herido y falleció dos días después. El juez Occhipinti, al reformular la imputación, ha reconocido que Aguilar Fajardo no se representaba la posibilidad de herir a alguien a esa distancia. Se valoraron las condiciones del momento: noche, escasa visibilidad y la presencia de obstáculos como autos, árboles, postes de luz y toldos entre el lugar del tiroteo y donde estaba el menor. La nueva acusación es por homicidio culposo, homicidio agravado por el uso de arma con exceso en la legítima defensa y lesiones graves, en concurso ideal, un reflejo más ajustado de los hechos y de la verdadera intención del agente.

El magistrado también rechazó la prisión preventiva , valorando el arraigo del policía, quien ha vivido “más de 20 años en el mismo barrio”, su residencia fija, el apoyo familiar y la ausencia de antecedentes penales . Un punto clave fue la “voluntad por preservar la vida” que demostró Aguilar Fajardo. Tras el hecho, se aseguró de que su madre estaba a salvo y, de inmediato, volvió a la calle para asistir a uno de los delincuentes heridos. Luego, se identificó espontáneamente ante un patrullero, narrando “todo lo ocurrido instantes antes”. Esta conducta fue decisiva para que el juez descartara cualquier riesgo de entorpecimiento de la investigación.

Con la  libertad concedida, la policía deberá cumplir una serie de condiciones para asegurar su correcta participación en el proceso judicial. Se le prohíbe portar o usar armas de fuego, debe fijar domicilio y no ausentarse por más de 24 horas sin previo aviso. Además, deberá presentarse dos veces por mes ante el juzgado  y acudir cada vez que sea citado por la Justicia o la policía. También se le impuso una restricción de contacto con los heridos y los familiares de las víctimas (tanto de los delincuentes como del niño) y una restricción de acercamiento de 300 metros a sus hogares, lugares de trabajo o sitios que suelan frecuentar.

Un joven con el rostro difuminado está de pie junto a un policía de espaldas frente a un cartel de la comisaría centro 3 de Ciudad Evita

El episodio, que tuvo lugar el miércoles 4 de junio por la noche, alrededor de las 23:10 horas, en la intersección de avenida Crovara y Madrid, desnuda la cruda realidad de la inseguridad. Aguilar Fajardo relató que, de no haber sido por los delincuentes que atacaron a su madre ya él, jamás habría reaccionado de esa manera. “Hoy Thiago estaría vivo”, lamentó. Su testimonio reflejó el profundo impacto de lo sucedido, especialmente al pensar en su propio hermano menor, de 11 años: “que le pase lo que le pasó a Thiago, o que le roben o que en pleno robo resulte herido o muerto, es en lo que pienso todos los días”.

El policía se enfatizó que nunca imaginó la cercanía de Thiago a la escena y que, frente a la amenaza de los asaltantes, su única prioridad era que se estuviera de allí. “Yo siempre estuve focalizado en estos cuatro delincuentes y lo único que quería era que se vayan, nada más”, afirmó. Este caso subraya la necesidad imperante de respaldar a quienes, como Aguilar Fajardo, se ven forzados a defenderse de la criminalidad que azota a nuestra sociedad, en lugar de ponerlos al mismo nivel que los delincuentes. La decisión de la Justicia es un paso vital para comenzar a proteger a los ciudadanos de bien.