El próximo domingo, la ciudad de Rosario se enfrenta a una encrucijada determinante: elegir entre el crecimiento y la libertad que propugna el exitoso gobierno de Javier Milei o sumergirse en el abismo del estatismo y la decadencia que encarna el kirchnerismo, ahora a través de su candidato local, Juan Monteverde. Este referente de Ciudad Futura, quien en 2016 ya evidenciaba sus intenciones expropiatorias al tuitear: “Vamos a presentar un proyecto de ordenanza para expropiar las tierras del Tambo”, se presenta como una “cara nueva” pero es, en realidad, el mismo rostro del fracaso.

La promesa de Juan Monteverde, el candidato impulsado por las facciones más recalcitrantes del kirchnerismo y con el aval de figuras como Juan Grabois, Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa, no es otra que la de un proyecto de “fuerte intervención estatal, más regulación y una visión de izquierda que ya fracasó en todos los niveles de gobierno”.

Imagen con un tuit de Juan Monteverde sobre el Che Guevara y un cartel con la frase Viva la deconstrucción, acompañada de un titular que menciona el apoyo de Monteverde al Che Guevara en Rosario
Posteo de Monteverde en X: | La Derecha Diario

Bajo la engañosa etiqueta de “ciudadanía activa”, Monteverde esconde una agenda que se opone de raíz a la visión de libertad y desarrollo que el presidente Milei ha traído para Argentina. Su coqueteo con el comunismo, que no se limita a declaraciones sino que se evidencia en su retórica donde imita al Che y habla de comunismo en Rosario, es un claro indicador de lo que depara su gestión.

Las gestiones afines a la ideología de Monteverde  ya han dejado una estela de desastre en Rosario. Las estadísticas de seguridad, lejos de mejorar, han empeorado drásticamente. La presión fiscal ha asfixiado a los contribuyentes, mientras los discursos “comunitarios” han demostrado ser ineficaces para contener la crisis social, la imparable expansión del narcotráfico y el creciente desempleo juvenil.

La pretensión de Monteverde de presentarse como una alternativa fresca es desmentida por sus vínculos con los sectores más kirchneristas, quienes, con su abrazo, lo “desenmascaran” y lo asocian directamente con “lo peor de la vieja política: discursos idealistas, medidas ineficaces y una agenda que gira en torno al control estatal, no a la libertad ciudadana.

Dos hombres sentados en una mesa, uno de ellos hablando por micrófono mientras el otro lo observa, con fondo de cortinas rojas y una bandera detrás.

La ideología de Monteverde, por sí misma, ya es un motivo de alarma, pero su historial político es aún más preocupante. Fue socio del peronismo provincial, cómplice silencioso de gestiones que permitieron el avance del narcotráfico y el deterioro del tejido social. Su estrecha relación con Juan Grabois, el máximo exponente de la economía informal y el “piqueterismo”, solo puede anticipar “un modelo de gestión basado en la economía informal, el piqueterismo y la multiplicación de planes sociales como forma de dominación política”. Este es el mismo modelo que el gobierno de Javier Milei combate con firmeza para lograr la verdadera prosperidad y libertad de los argentinos.

Este domingo, Rosario tiene la oportunidad histórica de romper con un ciclo de fracaso y abrazar el futuro. La elección es clara: apostar por un modelo nuevo, con reglas claras, crecimiento económico y orden institucional, un modelo que Juan Pedro Aleart encarna como una alternativa concreta, moderna y coherente, libre de los compromisos con la “vieja política”.  O, por el contrario, repetir el experimento populista con otro nombre y otra estética, pero con los mismos resultados de siempre.