El Papa León XIV, recientemente elegido como el primer sumo pontífice estadounidense, ha centrado sus primeros días de pontificado en un mensaje claro y contundente: un llamado urgente a la paz mundial y al reconocimiento del papel crucial de los cristianos medio orientales.
Durante un encuentro con las Iglesias Católicas Orientales en el Vaticano, el Papa elogió a las comunidades cristianas que, a pesar de la guerra, la marginación y la persecución, han decidido permanecer en sus tierras natales, resistiendo la tentación de abandonar sus hogares ancestrales.
”Los cristianos deben tener la posibilidad, y no solo en palabras, de permanecer en sus tierras con todos los derechos necesarios para una existencia segura”, expresó con firmeza. Agradeció a estos fieles por ser ”luces en el mundo” y por su testimonio de fe en medio de la adversidad.

Durante el evento, que reunió a representantes de las 23 Iglesias sui iuris en plena comunión con Roma, el Papa ofreció palabras de aliento y esperanza.
”Ustedes son preciosos a los ojos de Dios”, dijo, resaltando la diversidad de orígenes y la historia gloriosa, pero también dolorosa, de estas comunidades. Asimismo, reafirmó la visión del Papa Francisco sobre el valor de las Iglesias Orientales, destacando su riqueza espiritual, litúrgica y sapiencial.
Leo XIV expresó su preocupación por los cristianos orientales en la diáspora, que no solo corren el riesgo de perder sus tierras, sino también su identidad religiosa. Por ello, pidió a la Curia definir principios y normas que ayuden a los obispos latinos a apoyar a estas comunidades y preservar sus ritos y tradiciones.

Más allá de lo pastoral, el Papa lanzó un llamado directo a la comunidad internacional: el Vaticano está dispuesto a actuar como mediador en conflictos armados. ”La Santa Sede siempre está lista para ayudar a reunir enemigos cara a cara para dialogar”, afirmó. Subrayó que la guerra ”nunca es inevitable” y que las armas ”no resuelven los problemas, solo los agravan”.
El Papa también expresó su profunda preocupación por conflictos específicos en regiones como Ucrania, Gaza, el Cáucaso, Tigray, y la Tierra Santa. Hizo un llamado por una paz auténtica en Ucrania, un alto el fuego en Gaza, la liberación de rehenes israelíes en manos de Hamás, y celebró el frágil cese al fuego entre India y Pakistán.
Insistió en que los cristianos orientales, muchos de los cuales viven en contextos de violencia como Siria, Irak o Líbano, tienen un papel esencial en la promoción de la esperanza y la paz.

Alentó a sus pastores a fomentar comunidades caracterizadas por la fraternidad, la corresponsabilidad y la fidelidad al Evangelio. También subrayó la importancia de conservar las liturgias orientales, ricas en simbolismo y espiritualidad, como una medicina para el alma en tiempos de caos.
Leo XIV concluyó su mensaje reiterando su compromiso total con la paz: ”Me comprometo a hacer todo lo posible para que la paz prevalezca”. Su llamado, dijo, no es solo del Papa, sino de Cristo mismo: ”¡La paz sea con ustedes!”.
Así, desde el inicio de su pontificado, León XIV ha mostrado una clara orientación hacia la diplomacia, el ecumenismo y la valorización de las tradiciones orientales como pilares de su misión.
