Más allá de los rumores amorosos que los rodearon en los últimos años, Luciano Castro y Griselda Siciliani enfrentaron un nuevo conflicto, esta vez lejos de los sets de grabación. El motivo fue su intención de construir una vivienda en Mar de Cobo, una localidad costera de Mar Chiquita que los enamoró desde su primera visita.
Sin embargo, la ilusión de levantar su casa en ese paisaje soñado chocó contra la oposición de vecinos y autoridades locales. El proyecto generó un fuerte rechazo y terminó convirtiéndose en tema de debate en programas de espectáculos y en la política municipal.
Una construcción en zona protegida
La pareja proyectó edificar su propiedad en un área cercana a la albúfera de Mar Chiquita, un ecosistema único en el que la laguna se conecta con el mar. Este sitio fue declarado Reserva Mundial de la Biósfera por la UNESCO en 1996, lo que lo convierte en una zona de altísimo valor ambiental con severas restricciones constructivas.

En LAM (América) revelaron que la iniciativa generó alarma: “Es de un riesgo absoluto poner un lugar tan protegido, tan especial”, señaló una de las voces en el programa. Entre las advertencias, una concejal de la zona remarcó que autorizar la obra podría abrir la puerta a un efecto dominó: “Si se lo permiten a ellos, van todos, 70.000 personas, a pedir lo mismo y te hacen un shopping en la puerta”.

El reclamo de los vecinos
De acuerdo con los denunciantes, el problema principal no era solo la ubicación, sino que el diseño del inmueble superaría los cinco metros de altura permitidos por el código local. “Quizás no tienen mala fe, pero antes de construir hay que conocer la importancia de este lugar”, expresó otro de los testimonios difundidos en televisión.
Así, la casa soñada de Castro y Siciliani quedó envuelta en una polémica ambiental que podría frenar por completo el proyecto, en un escenario donde la presión social y las normativas ambientales parecen jugar en su contra.