La Derecha Fest reunió a más de 3 mil personas en el Quórum Hotel, con Javier Milei como figura central. Sin embargo, fue Agustín Laje uno de los que se llevó las ovaciones más encendidas. Su discurso fue directo, ideológico y con fuerte sintonía con el espíritu libertario.

Laje llegó al evento acompañado por Nicolás Márquez, compañero suyo en la batalla cultural. Ambos recorrieron los stands con libros, merchandising y gigantografías. Jóvenes, muchos de ellos estudiantes, se acercaron a Laje para tomarse fotos y saludarlo antes y después de su intervención.

Hombre joven con barba y camisa clara sentado entre sillas en un evento sonríe y hace un gesto de pulgar arriba
Agustín Laje, intelectual de derecha | La Derecha Diario

La tesis de la batalla cultural

Desde el escenario, Laje habló de tres frentes que la derecha debe disputar con decisión: ideas, símbolos y lenguaje. Llamó a recuperar la moral, los valores y el orgullo de ser de derecha. Sostuvo que la izquierda avanza porque el otro lado se esconde o se acomoda.

“Hasta hace poco, nadie se animaba a decir ‘soy de derecha’, como si fuera algo vergonzoso”, afirmó Laje ante los aplausos. Criticó con dureza al PRO por “hacer malabares” para despegarse de esa etiqueta. Según él, esa indefinición fue lo que los dejó fuera de la discusión real.

Luego, Laje mostró estudios con los que aseguró que los individuos de derecha son más felices. “El corazón de la izquierda es gente enferma, gente oscura”, sentenció. Apuntó a la envidia como motor de la izquierda y la llamó “la pasión más antisocial del ser humano”.

Hombre con barba y camisa clara hablando en público con un micrófono en la mano, acompañado de una cita sobre la diferencia entre la derecha y la izquierda atribuida a Agustín Laje, con el logo de un evento llamado Derecha Fest y un fondo oscuro con llamas rojas.

Laje y Milei: una sintonía ideológica creciente

Aunque aún se encuentra cursando un posgrado en Filosofía en España, Laje se mostró alineado con el Gobierno. Convocó al público a militar las ideas libertarias con convicción y presencia territorial. “Hay que trabajar para Milei, para que estas ideas no retrocedan más”, expresó.

El escritor cordobés fue señalado por varios referentes como “la voz joven” de esta nueva derecha. En redes, los hashtags #LajeEnCórdoba y #DerechaFest llegaron a ser tendencia.

Para Milei, Laje es una figura clave en la batalla cultural y política. Más allá de lo electoral, los une una visión común sobre el rol del Estado, la cultura y el poder.

Un hombre con camisa clara y jeans sostiene un micrófono mientras habla en un escenario iluminado con luces azules frente a una audiencia

Un discurso para las bases

“El capitalismo permite el ascenso social, pero genera envidia en quienes no lo logran”, aseguró Laje con vehemencia. Diferenció entre la búsqueda del mérito y el resentimiento que, según él, impulsa la narrativa de justicia social.  “El envidioso no quiere subir, quiere hacer caer al otro”, afirmó.

Para Laje, esa envidia es la base moral de la izquierda moderna. Sostuvo que esa emocionalidad oscura contamina el debate público y bloquea el desarrollo.  Rechazó el igualitarismo como concepto ético y político, y llamó a reivindicar el mérito sin pedir disculpas.

“El envidioso es un peligro para la sociedad”, sentenció. Su oratoria no buscó matices, sino claridad. Y eso fue lo que más aplaudió un auditorio ávido de definiciones firmes.

Hombre con barba y camisa clara hablando en un escenario con micrófono, acompañado de una cita crítica hacia la izquierda política atribuida a Agustín Laje y el logo de Derecha Fest sobre un fondo negro con llamas rojas.

El regreso del orgullo de derecha

La Derecha Fest no fue solo un evento político, fue una reafirmación identitaria. Muchos de los asistentes vestían remeras con frases libertarias y portaban banderas argentinas. Laje lo interpretó como un cambio de época: “Ya nadie se esconde para decir lo que piensa”.

Esta nueva derecha se presenta joven, combativa y orgullosa. Y Laje, con su discurso filosófico pero directo, encarna ese nuevo perfil. No hay medias tintas, ni fórmulas de marketing: hay ideas y confrontación.

Mientras algunos partidos tradicionales siguen midiendo costo-beneficio, este sector avanza con convicción. Laje no pidió permiso, y el público se lo agradeció. La batalla cultural, según él, ya empezó; y Córdoba, una vez más, fue su punto de partida.