La tensión entre el Gobierno nacional y la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) sumó un nuevo capítulo este fin de semana, luego de que el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, acusara públicamente al impresentable de Claudio “Chiqui” Tapia y a sucio, Pablo Toviggino, de tener un “rol político” en la reciente decisión de permitir el regreso del público visitante a los estadios del fútbol argentino.
En declaraciones radiales, Francos sugirió que la medida no respondió a criterios técnicos o deportivos, sino a intereses políticos de la conducción de la AFA. La respuesta no tardó en llegar y fue cargada de munición gruesa. Toviggino, secretario ejecutivo de la casa madre del fútbol argentino, usó su cuenta de X para cargar directamente contra el funcionario.

“Te equivocás, hombrecito de dientes amarillos!!!“, comenzó su mensaje el dirigente santiagueño, al tiempo que negó cualquier intención partidaria en su accionar. “Si el Comandante y yo jugáramos un rol político, te aseguro que el Justicialismo tendría una discusión menos en sus listas de candidatos. Nosotros solo administramos fútbol hace ocho años. Ese fútbol argentino que lleva en sus hombros, en ese breve lapso, algunos logros, como una Finalísima, dos Copas América y una Copa del Mundo!“, lanzó, en defensa de la gestión encabezada por Tapia.
El pequeño, pero no menor detalle, es que solo habla de la Selección Argentina, no haciéndose cargo de los papelonescos formatos del fútbol nacional y los fracasos deportivos en copas internacionales de los clubes argentinos en los últimos tiempos.

Además de rechazar las acusaciones, Toviggino criticó duramente la falta de conocimiento de Francos sobre el funcionamiento del fútbol argentino y cerró su tuit con un mensaje en tono sarcástico: “Te deseo un MUY FELIZ Y TRISTE FINAL PRONTO!!! Ocupate de los gobernadores, que me parece que te borraron de su agenda, y dejá que del fútbol argentino nos ocupamos nosotros. En fin“.
El cruce expone nuevamente la tensa relación entre el Gobierno y la AFA, en un contexto donde la seguridad, la política y el fútbol parecen caminar por la misma delgada línea.