El clima antisemita en Europa  alcanza nuevos niveles de hostilidad, esta vez con una acusación sin precedentes: un grupo activista que busca criminalizar a soldados israelíes exigió que las autoridades belgas arresten a dos supuestos miembros de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) que asistieron al festival de música electrónica Tomorrowland, en la ciudad de Boom.

La organización antisemita, conocida por sus campañas para judicializar al Estado de Israel, emitió un comunicado incendiario en el que acusa a los dos jóvenes de estar “directamente implicados en crímenes internacionales graves”, incluyendo “genocidio” y “crímenes de guerra” en Gaza.

Tales acusaciones, rechazadas rotundamente por Israel, carecen de sustento legal y evidencian una preocupante tendencia a equiparar la autodefensa israelí con atrocidades históricas, trivializando de paso conceptos jurídicos  fundamentales como el genocidio.

Las operaciones militares de Israel están plenamente enmarcadas en el derecho internacional, se hace todo lo posible para evitar víctimas civiles en un conflicto iniciado por el ataque terrorista de Hamás el 7 de octubre de 2023.

Tres militares uniformados hacen un saludo mientras están de pie en formación frente a varias banderas
Formación Givati del Ejército israelí | La Derecha Diario

Las acusaciones, sin embargo, han servido como excusa para hostigar a israelíes en el extranjero, incluso en espacios recreativos y artísticos como Tomorrowland, que recibe a más de 400.000 personas al año.

El grupo denunciante también se escandalizó por el despliegue de una bandera de la Brigada Givati, una unidad de combate del ejército israelí, que algunos jóvenes ondearon en el festival.

Para los activistas antisemitas, este gesto representa un símbolo de “impunidad y limpieza étnica”, una retórica que equipara el orgullo militar israelí con crímenes contra la humanidad.

Estos episodios no son aislados. Desde su creación, la fundación Hind Rajab —nombrada tras una niña palestina fallecida en Gaza— ha impulsado campañas de doxxeo contra soldados israelíes: busca exponer su información personal en redes sociales para impedirles viajar al extranjero o provocar su arresto.

Aunque sin grandes éxitos judiciales, han logrado generar temor e incluso presionar a miembros del gabinete israelí a cancelar viajes. El ejército israelí, en respuesta, ha debido reforzar medidas de protección digital para sus soldados.

Detrás de estas campañas se esconde un discurso cada vez más aceptado en ciertos sectores europeos: la demonización de todo lo que represente a Israel, incluso a simples ciudadanos que bailan en un festival.

El antisemitismo del siglo XXI ya no se presenta con brazaletes ni marchas, sino con el lenguaje de los derechos humanos y la justicia universal —pero apunta siempre al mismo blanco.